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Si todavía no has oído acerca de este material, cuando hablamos de hormigón celular curado en autoclave, tienes que saber estamos hablando de unos tipos bloques que se utilizan para construir, de color blanco, y que tienen la peculiaridad de ser muy ligeros debido a la presencia de burbujas de aire en su interior. Es significativa la cantidad de reformistas que jamás lo han empleado o que ni siquiera saben de su existencia.

También es cierto que muchos de ellos conocen o reconocen una de las marcas que lo comercializa: Ytong.
Lamentablemente en España este producto no goza de la popularidad que en otros países europeos posee. Soy un fiel testigo de ello: los únicos profesionales que veo emplear este material son los que trabajaron en algún momento de sus vidas en Alemania o en países nórdicos.
En mis últimas vacaciones, tuve la posibilidad de visitar Polonia y República Checa, y adivinen: en los dos países pude ver obras nuevas en las que pude ver decenas de palets de hormigón celular listos para ser colocados.
A partir de lo que ví, regresé con la idea fija de escribir algo referente al hormigón celular.
Hay múltiples razones por las que el uso del hormigón celular curado en autoclave (vamos a hablar con un vocabulario más específico) no se ha extendido en España: que no hace tanto frío como en los países donde se emplea habitualmente, que es más caro, que no es seguro como el bloque de toda la vida, etc, etc.
Pero es que el planeta pide a gritos un cambio radical en materia energética. Y ante eso no hay pretexto válido: tenemos que pensar en las futuras generaciones.
El sector privado y el público están uniendo fuerzas para dejar de hablar de eficiencia energética de una vez por todas y pasar a la acción. Vemos cómo cada día y año tras año avanzan firmes acciones que nos conducen hacia el desarrollo de la eficiencia energética. Y no olvidemos al concepto Passivhaus, que cada vez se expande más y más.
También, hemos visto en este último invierno la manera en la que se han incrementado las tarifas de energía. Y según especialistas, esta tendencia no parará.
Yo soy determinante al respecto. Pienso que llegará un punto donde será más conveniente, económicamente hablando, comprar bloques de hormigón celular para construir una vivienda que pagar el gasto energético de la calefacción de tan solo una temporada de invierno.
La buena noticia para el constructor y reformista es que cada vez se encuentran más y más clientes decididos a realizar una inversión inicial pensando en la eficiencia energética, y porqué no: en el mundo que viene y que dejarán a sus hijos.

Ante este panorama, estimado reformista, consideramos que es muy importante que conozcas el mundo que se viene, que te animes a probar una tecnología diferente e innovadora, y que estés listo para el día que tu cliente te solicite asesoramiento referente a este material.

A continuación, luego de comentarte un poco de historia te enseñaré los aspectos más importantes de este material.

UN POCO DE HISTORIA… 100 años de vida

El hormigón celular fue creado y patentado oficialmente hace casi 100 años. En dos años se cumplirá el primer centenario de aquel momento en el que Axel Eriksson dio a conocer al mundo su invención.
El proceso de patente por el que pasó este producto hasta llegar a lo que hoy conocemos como hormigón celular curado en autoclave fue de unos 40 años.
El comienzo se dio en 1880, cuando un investigador alemán de apellido Michaelis consiguió una patente sobre los procesos de curado al vapor de agua saturado, bajo alta presión.
Luego, unos 9 años más tarde, en la ciudad de Praga, el checo Hoffman probó con éxito y logró patentar el método de “airear” el concreto. Para lograr las características técnicas requeridas y la apariencia de los poros del aire, Hoffmann realizó la aireación con dióxido de carbono generado por la reacción entre el ácido clorhídrico y la piedra caliza. Es necesario destacar aquel gran aporte que hizo Hoffman: a día de hoy sigue siendo la base de la tecnología de producción utilizada en las fábricas.
Al otro lado del océano Atlántico, los estadounidenses Aylsworth y Dyer utilizaron el polvo de aluminio y el hidróxido de calcio para obtener un cemento poroso, una mezcla magnífica, para la que también recibieron una patente en 1914.
Todas estas contribuciones abrieron paso al arquitecto sueco Johan Axel Eriksson hacia el desarrollo del hormigón celular moderno, cuando en 1920 patentó el método para hacer una mezcla aireada de piedra caliza y pizarra molida: la llamada “fórmula de la cal”.
Sin embargo, el material sufría contracción y tardaba en endurecer. Faltaba algo más.
Así se llegó al verdadero avance en la industria de la construcción, cuando tres años más tarde el mismo Eriksson decidió acelerar el proceso de curado en una masa porosa de piedra caliza de esquisto quemado, agua y polvo de aluminio colocando la muestra en el autoclave del laboratorio. La masa porosa sobrevivió al autoclave nocturno y el ladrillo curado resultante poseía una fuerza mucho mayor y una nueva composición cristalina más fuerte. En el calor y la presión del curado al vapor, los componentes de sílice y cal se habían fusionado en una forma de cristal de hidrato de silicato de calcio, similar a una roca volcánica conocida en la naturaleza como Tobermorita. Así nacía el hormigón celular curado en autoclave. Un año más tarde Eriksson patentaría su invención.
La invención de Erikson junto al interés comercial del sector, condujeron a inaugurar en apenas 5 años la primer fábrica de bloques de hormigón celular curado en autoclave.

UN POCO DE NORMAS

En España el hormigón celular curado en autoclave está regulado por la norma europea UNE-EN 771- 4:2011+A1:2016. Especificaciones de piezas para fábrica de albañilería. Parte 4: Bloques de hormigón celular curado en autoclave.

COMPOSICION:

No hay grandes secretos: el hormigón celular se compone de arena de sílice en un 70%, 16% de cemento, 14% de cal  y 0,05% de un agente de expansión, este último el encargado de generar el efecto «panel de abeja» en el material. Y, por supuesto, agua.
Las proporciones luego variarán a partir de la densidad deseada.

COMPOSICIÓN DEL HORMIGON CELULAR

DENSIDAD

El hormigón celular se fabrica con diferentes densidades según el sitio y la fabrica, pero que en términos generales pueden variar entre los 350 y los 800 kg/m3 (versus al hormigón común, que tiene 2400 kg/m3). Las células ocupan un 80% del volumen total. Se distinguen dos tipos de células formadas durante la expansión del aire repartido en la estructura las macro-células (0,5 – 2 mm.) y las micro-células.

información tecnica

Datos provistos por Ytong.

De los diferentes datos que el histórico fabricante manifiesta, el más relevante parece ser el de la conductividad térmica.

RESISTENCIA A LA COMPRESION

La norma europea armonizada para bloques de hormigón celular en autoclave (UNE-EN 771-4), a la que hace referencia el Código Técnico de Edificación en el DB SE-F, exige una resistencia a compresión declarada mínima de 1,5 Mpa.
El hormigón celular se caracteriza por una resistencia a la compresión muy elevada. La resistencia a compresión del hormigón celular varía en función de la densidad del material, siendo mayor con una densidad elevada. De todas maneras, la resistencia a la compresión de este material oscila entre 3,0 en el peor de los casos, alcanzando en algunos casos coeficientes superiores al 5,0.

DIFUSION DEL VAPOR

Todo material de construcción opone cierta resistencia a la difusión del vapor y se expresa mediante el valor μ. Llamamos a esto el “coeficiente de resistencia a la difusión de vapor”. Cuanto mayor es el coeficiente, menos posibilidad hay cumplir su papel difusor.
Para tener un parámetro de referencia, el valor μ del hormigón normal ronda los 70-150, mientras que el del hormigón celular varía entre 5 y 10, dependiendo de su masa volumétrica, constituyendo así un material digno de ser un regulador de humedad y creando un ambiente sano y agradable en toda la vivienda.

conductividad tÉRMICA

El valor de la conductividad térmica indica la cantidad de calor en vatios (W) que fluye a través de 1 m2 de un material de 1m de espesor, si la diferencia de temperaturas entre los ambientes a cada lado del material es 1K (Kelvin) o 1 grado Celsius.
Los coeficientes de conductividad térmica del hormigón celular oscilan entre 0,08 y 0,16
versus los 1,9 que tiene el hormigón de una densidad de 2400 kg/m3.

¿Y LOS BENEFICIOS?

  • Es un excelente aislante térmico.
  • Tiene un gran poder de aislamiento acústico.
  • Altamente resistente al fuego.
  • Es un material que no es de agrado para las termitas.
  • Disponible en una variedad de formas y tamaños, y densidades.
  • La alta masa térmica almacena y libera energía con el tiempo
  • Es ecoamigable en el aprovechamiento de materia prima: Ytong declara que 1 m3 de materia prima permite producir 5m3 de hormigón celular.
  • Se puede reutilizar.
  • Fácil de cortar al realizar regatas.
  • Envío y manipulación económicos en comparación con el hormigón vertido o el bloque de hormigón.
  • Ligereza: gracias a la multitud de burbujas de aire atrapadas en su estructura, el producto no sólo es aislante, sino también muy ligero: Ytong por ejemplo, declara que son 100kg/m2 de muro. Tu cuerpo o el de tus operadores lo agradecerán cuando tengas que levantar un muro.
  • El hecho de no necesitar un aislamiento adicional permite realizar muros de un solo material y una sola hoja. Esto y el bajo coeficiente de difusibilidad al vapor de agua del hormigón celular eliminan el riesgo de que aparezcan problemas higrotérmicos como las condensaciones intersticiales.

Como puedes ver, un gran material que merece ser considerado en tus próximos proyectos. ¡manos a la obra!


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